martes, 15 de enero de 2013

Fábula de Psique

Hoy he conocido una fábula nueva griega que quiero compartir.

Psique era una muchacha que vivía en su palacio junto a sus dos hermanas. Las tres eran bellísimas pero la belleza de Psique era tal que la gente venía a contemplarla. Sin embargo, mientras que sus hermanas se casaron fácilmente Psique no conseguía esposo, pues todos los pretendientes decían que su belleza asustaba. 
Su padre aceptó un oráculo que decía que debía dejar a la doncella en una cueva, al lado de la playa donde un monstruo la poseería. Cuando Psique quedó sola en la playa el viento la levantó y la llevó a través del mar  a un palacio de arena donde por la noche se encontró en la oscuridad con su amado. 
Su amante le dijo que si no quería perderlo no podría contemplarlo. Psique pasaba la noches en la oscuridad junto a su amado príncipe y los días sola en un castillo lleno de voces. Mientas su padre y sus hermanas estaban llorando su muerte. 
Ella, al enterarse persuadió a su marido para que el viento arrastrase a sus hermanas hasta su palacio y tranquilizarlas. Así lo hizo pero sus hermanas la convencieron de que debía ver a su marido a escondidas, con la ayuda de un candil.

Psique se acostó junto a su esposo y en medio de la noche encendió el candil y se encontró con un hermoso adolescente. Sin embargo, él se despertó, Psique se asustó y le derramó cera en el cuerpo. El Amor, que así se llamaba huyó y Psique quedó sola. 

La historia es simplemente bella, la fuente es Apuleyo que acaba la historia con el reencuentro de los amados. Todas las fuentes tardías tratan de darnos el final feliz.
Sin embargo, yo prefiero acabar la historia así, con el fin del amor por el error del alma (Psique). Si Psique no hubiera hecho caso a sus celosas hermanas no habría pasado nada y habría sido feliz con su esposo. ¿Realmente hace falta conocer el rostro del amado o con saber que nos ama es suficiente? En una mujer cuyo mayor fuerte era la belleza quizá la inseguridad de no poder mostrar el propio cuerpo la pudo impulsar a descubrirse, con un terrible final.

El mito griego, siempre tan actual, siempre tan lleno de sentido.

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