domingo, 28 de diciembre de 2014

Yo Anna de Elsa Lewin

Anna sale de vez en cuando a tratar de conocer a un hombre en las fiestas de solteros. A pesar de que le cuesta mucho ganar un sueldo para mantener a su hija ya universitaria, quiere desesperadamente olvidar a su ex marido. 

Un inspector judío, recientemente abandonado por su mujer a causa de su hijo disminuido psíquico ha de encontrar al asesino de un hombre de mediana edad que aparece desnudo en su casa y con la cara destrozada a golpes.

Sus dos destinos se cruzan, y solo la intuición puede resolver este crimen.

No quiero contar más, porque realmente merece la pena no saber mucho. No es que sea un gran misterio, pero la forma de moverse del inspector te mantiene con los ojos pegados al libro. 

Se le nota que han pasado unos cuantos años desde que fue publicado, pues está ambientado en una Nueva York sin móviles, donde se llama por cabinas y aún no existe la era digital.

Me ha parecido especialmente interesante el personaje de Stevie, el hijo adolescente del fallecido, que nos abre al mundo de las drogas, el consumo de marihuana y las sobredosis de heroína, un tema que ya hoy ha pasado de moda. 

Si algo destaca de este libro es como sufren todos los personajes en todas las facetas de su vida, se ahogan, cometen errores, están agotados y no saben salir de las situaciones que les impone la vida. A veces la acción de un autómata es la única solución. 

También hay espacios para los complejos; complejos sobre la edad, la religión, el peso y todos los problemas que nos asaltan durante toda la vida, pero especialmente en la madurez.

Me ha gustado mucho, me bebí el libro, y eso que al principio no consiguió engancharme del todo. Muy muy recomendable.

martes, 9 de diciembre de 2014

El asno de oro de Apuleyo

Este año tengo en prosa latina una profesora que es una pésima oradora. Además, irónicamente se dedica a explicarnos retórica por lo que es una contradicción que una persona que no se explica trate de que llegues a la esencia de Cicerón.

Si bien el curso ha tenido momentos duros en este último tema, la novela romana, ha subido el nivel. Aunque nos obliga a leer el Satiricón de Petronio sentí curiosidad por El asno de oro, y gracias a Emi conseguí una copia (tener un novio filólogo tiene ventajas insospechadas...)

He de decir que lo que me llamaba la atención de la novela no era la metamorfosis de Lucio en burro, sus peripecias y su posterior vuelta a su estado humano, sino el relato de en medio de la obra "Eros y Psique".

Lo cierto es que toda la obra esta llena de cuentos e historietas que se intercalan y que nos hacen ver los aspectos mas miserables del ser humano, pero es el relato del Amor y su mujer Psique, a la que no se le permite verle y que vive en un palacio atendida por voces el que más me conmueve. 

Si bien el problema de Psique es que se deja embaucar por sus hermanas y decide ver a su esposo a pesar de que le esta prohibido. La contemplación del dios implica el destierro y la furia de Afrodita que le impone una serie de castigos de expiación.

Todos conocemos la famosa escultura de Canova en la que los amantes se funden en el beso final, pero conmueve leer toda la fábula. 

Dejando de lado mi lado más romántico hay que reconocer que es una novela muy divertida. Las peripecias de Lucio como burro y sus desgracias con sus diversos dueños a veces nos provocan carcajadas.

Es una novela imbuida de los cultos mistéricos propios de un imperio que empieza a decaer, donde el mundo de la magia cobra demasiado protagonismo y hace a los ciudadanos demasiado supersticiosos. Por otro lado los cuentos mágicos son un precedente de toda la literatura medieval y de los cuentos que nos han relatado a todos cuando aún éramos unos niños. 

Recomiendo el libro no solo a los amantes de los clásicos sino a todos en general. No es una obra ni pesada ni alejada de nuestra mentalidad, 

Dafnis y Cloe de Longo o la inspiración venida en los momentos inesperados.

Hay días de mi vida en los que me maldigo por haber cometido la locura de apuntarme a otra carrera y pretender hacer la tesis a la vez. En momentos de crisis o cuando me quedo en blanco, o cuando me hartan a trabajos y no tengo tiempo para nadas me suelto esa famosa frase: "Ay Manolete, si no sabes torear ¿Para qué te metes?"

Y es que el mundo académico está lleno de exigencias pero de pocas explicaciones. Tú has de saber y saber pero no sabes muy bien de dónde te ha de caer esa sabiduría.

Reconozco que en mis crisis literarias la actividad frenética me ayuda, y este ha sido el caso. El grado me ayuda muchas veces a descubrir nuevos mundos, nuevos textos, que quizá con un barrido exhaustivo de la biblioteca habrían acabado en mis manos pero que no es ni de lejos mi forma de trabajar.

En el caso de la novela se me sale mucho de la cronología de mi tesis, pero leerla, por obligación por supuesto, me ha dado una idea para un congreso. Recuerdo que el año del máster de Antigua, con todas las presiones a las que era sometida y todos los trabajos que había que entregar fue una fuente de ideas para ese año y el siguiente, por lo que creo poder asegurar que me va la marcha y que es mejor darme mucho material, y dejarme delante del escritorio a trabajar.

Dafnis y Cloe es un novela pastoril en el sentido más ñoño de la palabra. Son dos amantes adolescentes, Dafnis es el chico  y Cloe la chica, entiendo que a lectores poco versados en el mundo griego les cueste sexualizar cada nombre porque son bastante ambiguos. Su amor es puro y virginal, fruto del desconocimiento del cuerpo humano. A pesar de los frustrados intentos de varios personajes por corromperlos su amor triunfará y acabará en matrimonio, con consumación sexual una vez legalizado todo.

¡Qué lejos queda del mundo griego clásico donde está a la orden del día el matrimonio por rapto! Y es que el mundo romano ha dejado su huella en la literatura griega y se han perdido conceptos como la pederastia o los valores matrimoniales tradicionales.  Y esa es mi idea, mirar qué hay de romano en la novela y que hay de griego. Y la idea me pone  contenta, muy contenta.

La princesa Paca: La gran pasión de Rubén Darío de Rosa Villacastín y Manuel Francisco Reina

Rubén Daría tuvo varios amores en su vida, pero al final de la misma se encaprichó de la hija de uno de los jardineros del Campo del Moro, a la que hizo su amante y compañera en lo que le quedó de vida. Rosa Villacastín, como nieta de Francisca, la princesa Paca, cuenta la historia de su abuela y de los años que vivió al lado de Rubén Darío. 

La novela tiene espacio para hablar no solo de la historia de amor sino de las estrecheces por la que pasaron los artistas y poetas en los inicios del siglo XX. Si bien Rubén Darío fue coronado muy pronto como príncipe de las letras y recibía encargos de numerosos periódicos, en muchos momentos sufría penurias. La primera Guerra Mundial se estaba gestando, el mundo era inestable y no había mucho espacio para las letras. A día de hoy cuesta entender los orígenes de Antonio Machado, Valle Inclán o Rubén Darío, que como amigos que fueron trataron de ayudarse en los malos momentos. 

La novela en general me ha gustado aunque creo que tiene un fallo en el tono en el que está narrada. Se nota demasiado que es una heredera orgullosa la que trata de valorar de nuevo el papel de su abuela en la obra de un gran artista, pero a veces las cosas no cuadran.

Según los autores, la pasión de Paca y Rubén Darío es una relación estable que dura años, pero lo cierto es que el artista muere lejos de Madrid, y en varias ocasiones se ausenta. A veces parece que se quiere negar el carácter caprichoso del artista frente a su musa. 

Por otro lado son dos personas culturalmente opuestas, él es un gran poeta y ella es analfabeta. En estos momentos ya hay mujeres reivindicando sus derechos como Emilia Pardo Bazán, que fue amiga de Rubén Darío y que presuponemos mucho más brillante y de personalidad más sólida que la princesa Paca.

En general da una visión bastante interesante de los primeros años del Siglo XX en Madrid y en París, donde se están gestando los ambientes bohemios y los artistas están en un momento de inspiración.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Muchachas de Katherine Pancol

Me declaro fan de la llamada trilogía animal. Con esos títulos un tanto anecdóticos pero con una historia muy interesente por desvelar me leí los tres títulos casi a la vez.

Hace unas semanas cayó en mis manos la nueva trilogía, muchachas y ya he terminado el primer volumen (y busco con ansiedad el segundo) y he de decir que creo que esta saga me gusta más.

La historia gira en torno a las mujeres maltratadas, a la humillación que dura años y acaba por anular a una persona. Los  protagonistas viven en un pueblo pequeño de Francia, uno de esos pueblos que no llegan a ciudad porque todos se conocen, los roles se han establecido y lo bueno y lo malo de cada uno puede salir a reducir.

Ray es el bombero del pueblo, un héroe que ha salido en las noticias en muchas ocasiones por haber salvado niños, que ha recibido medallas y es admirado por todos. Guapo y exitoso hasta en su madurez. Pero lo que todo el mundo sabe pero nadie cuenta es que Ray maltrata a su mujer Leonie desde el noviazgo, no la deja salir de casa y la tiene completamente anulada. Su hija Stella hace años que salió de casa y nunca volvió, pero vive desde entonces con el miedo metido en el cuerpo, pues su padre tiene contactos para vengarse, y está dispuesto a hacerlo.

El miedo que dura años, los secretos de todos los habitantes del pueblo, los trapicheos y las verdades a medias son el mundo que se nos cuenta en esta fascinante novela.

Me enganchó desde el primer momento, y si bien hay un pequeño espacio para los personajes pasados son los nuevos los que fascinan al lector. La tensión está presente desde el primer momento y el lector trata constantemente de averiguar las medias verdades que se insinúan desde el principio.

El personaje de Stella, aunque atemorizado y con un pasado traumático, no duda en ser ella la que intente que las cosas cambien y trata de sacar a su madre del infierno en el que vive. 

También hay espacio para el mundo clasista de la zona rural, los que fueron ricos y ya no lo son pero acumulan los rencores de su abuso de poder, las viejas rencillas y las amistades de siempre. En definitiva, te quedas con ganas de más.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Las ratas de Miguel Delibes

Hace años, en una asignatura de la carrera que se llamaba Historia Actual II y que trataba sobre la historia de España desde el Franquismo al mundo actual nos ofrecieron como práctica comentar una serie de libros que reflejaban la realidad social de España´. Era una lista interminable y solo había que escoger uno. Como soy una enamorada de Miguel Delibes yo hice mi comentario sobre " 5 Horas con Mario" pero me quedé con la copla de varias de ellas.

Las ratas fue un libro bastante escogido por su brevedad, apenas 100 páginas de puro costumbrismo por lo que era muy fácil hacer el comentario. Años después, he buscado los libros de Delibes para volver a retomar esta causa pendiente.

El protagonista de la historia es un niño que vive en un pueblo perdido de Castilla. En un pueblo de esos que tienen cuatro calles de barro, funciona el caciquismo y los crímenes quedan en familia. Todos los veranos una cuadrilla de extremeños trata de repoblar infructuosamente las lomas del bosque, peladas por la acción implacable del viento y el sol. El niño vive en una cueva, con el tío ratero, que se dedica a cazar ratas  a la orilla del río que luego vende en el pueblo. Un pueblo miserable, donde la cosecha se pierde y les arroja a la pobreza es la vista que tienen desde su cueva.

El niño tiene sensibilidad para con la naturaleza, conoce a los animales y a las plantas, es un sabio local, imbuido de una aureola de santidad. El niño predice la lluvia y la helada, conoce a todos pero él decide con quién se relaciona.

Estamos ante el relato de una sociedad enclaustrada en si misma y en su propio retraso, donde los favores se compran y la propiedad es relativa. Es una sociedad que no está preparada para crecer y se ahoga en su propia miseria. 

El pueblo anónimo es uno de esos pueblos que se despoblaron en la década de los sesenta, abandonados a su suerte pues, a falta de trabajo y sustentos, sus moradores emigraron a la ciudad. 

Me ha gustado el retrato de la sociedad miserable, y el aislamiento de sus habitantes con respecto al mundo real. El consumo de ratas es la muestra más evidente de la pobreza y la falta de higiene de una sociedad anclada en un siglo ya pasado y el niño es el vivo retrato de los santos de pueblo que son a la vez alabados y aislados por la fascinación y el rechazo que inspiran a partes iguales.