domingo, 23 de marzo de 2014

Poesía arcaica griega o Safo de Lesbos

Ya se ocultó la luna,
y las pléyades
y media noche pasa,
y se van las horas
y yo me quedo
durmiendo sola
 
Safo de Lesbos

La gran poeta griega del Arcaísmo (el término poetisa, además de horrible no responde a las normas del castellano, por lo que no me pliego a usarlo) o Safo de Lesbos.
 
Originaria de la isla de Lesbos, cerca de Asia Menor es la mayor representante de la lírica monódica. Gracias a ella llamamos lesbianas, por Lesbos, a las mujeres que se sienten atraídas por las de su mismo sexo.
 
La mayoría de sus poemas son cantos de boda o evocaciones a los diferentes estadios del amor, la vergüenza, la soledad. Éste es uno de mis favoritos. La amada se va con la noche, pues es un amor prohibido, y Safo se queda sola, con el recuerdo impregnando las sábanas y evocando las horas pasadas juntas.
 
 
Será que estoy en una fase romántica de mi vida, pero me parece precioso.

Perder las llaves

Me reconozco una persona despistada, no un desastre pero sí despistada. Hace cosa como de un mes y medio me robaron el bolso en el centro. Quedé con un amigo para tomarnos unas cañas (para eso siempre hay tiempo) y al pagar ya no estaba.
 
Y con él se fueron las llaves.
 
Mis primeras llaves me duraron casi 8 años. No soy de las niñas a la que les dejaron llegar tarde a casa de adolescentes, ni de las que tuvieron libertad de salir y entrar, por lo que mis primeras llaves llegaron muy tarde.
 
En el primer juego llevaba casi 10 llaveros, colgantes pequeños de móvil, cocodrilos hechos con bolitas, un colgante largo para llevar las llaves en el cuello. Cuando salía con ellas en la mano jugueteaba con las cosas, me daba mucha pena quitar un llavero y llevaba un manojo de cosas y casi no entraba en el bolso.
 
La primera vez que perdí las llaves me disgusté muchísimo. Todas mis cosas, que llevaban años conmigo estaban allí. Pero tuve que hacerme una copia nueva. Que me ha durado un poco más de dos años.
 
Con el segundo juego ya no puse  tantas cosas, ya no muestras tanto de ti misma ni las llaves significan tanto. El llavero principal era un abrebotellas de Nueva York, recuerdo imperecedero que cómo la sureña ha llegado a nuestras vidas y como se ha impuesto tener un buen abrelatas a mano. Y poco más, aunque recuerdo ese juego de llaves precisamente por ello. Por la de veces que ha estado en las mesas de cualquier terraza de madrid para abrir los cubos de botellines.
 
Pero ese juego también se ha ido. En apenas unos días ya me he acostumbrado a las nuevas llaves. Llaves anodinas como la de todo el mundo. No las identifico con nada...quien sabe cuanto tardaré el perderlas...

martes, 11 de marzo de 2014

10 años después

Continuamente se nos recuerda lo rápido que pasa el tiempo, pero hasta que no pasa algo que marca nuestra vida no nos damos cuenta de la verdad de está afirmación.
 
Hoy hace 10 de años que fue el atentado de Madrid, o el atentado de Vallecas, como yo le llamo, pues fue el barrio donde yo estudiaba donde se vivió la tragedia. Y la vivimos en primera persona, con gente corriendo por la calle, sonidos de bombas desde las aulas del colegio y acordonamiento de calles colindantes a las que veíamos desde la ventana del aula.
 
Si bien he pasado por muchos momentos difíciles para mí será siempre el peor día de mi vida. Nunca podré describir a nadie lo que es tener miedo de verdad, como suena una bomba y cómo te quedas tan paralizado que no puedes pensar. Recuerdo adolescentes asustados, algunos llorando y tratando de llamar con un móvil que no funcionaba porque las torres de telefonía se habían caído por estar demasiado cerca de los trenes.
 
Pasado el tiempo han salido los juicios y tras las luchas políticas hemos podido saber, más o menos lo que pasó. Pero yo no lo recuerdo así: recuerdo el miedo irracional, el que no te deja entender las cosas. Para nosotros, estudiantes encerrados en un aula de instituto no había ninguna lógica. Solo nos sentíamos rodeados por las bombas y teníamos miedo de salir. Esperábamos una siguiente bomba en una autobús, en el metro o en plena calle. En ese momento no te puedes parar a pensar.
 
No obstante hubo mucha gente muy valiente que se acercó a los lugares afectados a prestar su ayuda, con el peligro que eso suponía. Ninguno de nosotros sabía si iban a explotar más bombas a los diez minutos de la primera, y sin embargo hubo taxistas, conductores y trabajadores que iban al trabajo que recogieron personas y las llevaron a los hospitales. Personal sanitario que dobló sus turnos para poder operar a las víctimas, trabajadores del IFEMA que tuvieron durante semanas cadáveres por identificar en sus salas y atendieron a cientos de familiares.
 
Muchas veces digo que me siento orgullosa de mi ciudad. Y este es el mejor ejemplo que puedo poner; Madrid reaccionó como una sola cuando hubo una necesidad, todos demostraron valentía y sobre todo solidaridad.
 
Esta misma mañana he ido muy incómoda en el metro, y reconozco que había parte de ese miedo irracional que nos domina en ciertas situaciones. Estaba leyendo el periódico gratuito donde se entrevistaban a víctimas mientras pasaba por las mismas estaciones a la misma hora que hace diez años cuando explotaron los trenes.
 
Y he vuelto a recordar a todos ellos, y por eso les dedico un post....porque no debemos olvidar lo que pasó y a cuanta gente se le truncó la vida una mañana de hace diez años.