lunes, 9 de febrero de 2015

Proyecto Quijote finalizado

Por fin me he acabado el Quijote. Hace más de dos meses que me embarqué en la aventura de leerme el segundo libro más publicado después de la Biblia.

Aunque empecé con ganas tuve que hacerme un planning de leerme un capítulo al día. Como la cosa no avanzaba, (son casi 1000 páginas) lo subí a dos capítulos o al menos avanzar un 1% en el progreso de lectura.

Tras esta dura prueba reconozco que me ha costado muchísimo. No digo que la historia no sea buena, que esté mal escrita o que sea un libro sobrevalorado. Simplemente la miel no esta hecha para la boca del asno.

El progreso de la novela es muy lento y se avanza muy poco. En el fondo habla de las correrías de un caballero loco y su escudero durante unos días y de cómo todo el mundo se ríe de ellos.

Episodios míticos, como el de los molinos apenas ocupan cinco hojas de la trama, por lo que pasan en un suspiro. Una cosa que no sabía es que Dulcinea del Toboso no llega a conocer a Quijote en ningún momento, a pesar de que se la menciona cada dos por tres.

He de decir que me ha gustado mucho más la parte en la que Quijote y Sancho están separados y Sancho se hace gobernador de un pueblo e imparte justicia que las correrías por la Mancha. No he sabido ver la lógica en los díalogos entre ambos compañeros.

Una pena la verdad, porque suelen gustarme los clásicos y este ha sido un acto de orgullo para mí. Lo he acabado lejos de casa, en un país donde las andanzas por la tórrida La Mancha pierden sentido, en un sitio muy distinto, que no ha creado la historia de un caballero venido a menos que se vuelve loco y recorre su tierra natal cometiendo disparates y recibiendo la burla de todos. 

Viviendo en el país donde los caballos llevan abrigo

Vivir en Inglaterra es todo un reto. Es un país donde la niebla cubre las calles mojadas, donde llueve cada día y se hace de noche a las cuatro de la tarde. La vida de la ciudad se muere a las cinco, las cocinas de los bares cierran a las nueve de la noche y te echan del pub a las once....antispanish vamos.
No obstante estoy teniendo mucha suerte con el viento y el frío, creo que lo he mandado a España donde si esta haciendo viento de verdad. Por ahora llueve poco y no hace un frío excesivo, aunque también es verdad que me he traido absolutamente toda la ropa de abrigo que tenía, que no es mucha.

Las residencias inglesas implican compartir baño y que te puedas cambiar las sábanas todas las semanas pero te limpien cada dos (que me expliquen esa lógica que no la entiendo)

Tu cuarto consiste en: tu cama, tu mesilla, tu escritorio, tu armario, tus baldas y un lavabo. ¿Un lavabo? Sí, tu cuarto, con moqueta por supuesto, dispone de un lavabo que se limpia cada 15 días y donde tu acabas haciendo tu vida. Por lo tanto se hace indispensable comprar toallitas de limpieza de baño, por eso de que si no te quedas pegado.

Por ahora mi convivencia con mi moqueta no está siendo del todo negativa. Hay un par de manchas que evito mirar, por eso de no saber con qué liquido se hicieron y procuro no andar mucho descalza, por miedo a hongos y demás bichos que se alojan en ese sumun de la higiene.

La verdad es que la residencia está limpia, la cocina de vez en cuando un poco menos, pero también me ha tocado un grupo de compañeros apasionados con la alta cocina, (Hace un rato un belga me ha dado a probar helado de coco, contando con el espacio que tenemos en las baldas y en el congelador por persona me parece un proeza) 

Y poco a poco van pasando los días en estos lares, con muchas horas de biblioteca y excursiones los fines de semana donde he podido comprobar que las ovejas inglesas son más gordas y son muy morenas, la nieve se aloja durante meses en las lomas...y a los caballos les ponen una especie de abrigo de lana durante todo el invierno. Greenpeace no tendría nada que objetar.