lunes, 11 de noviembre de 2013

Textos que marcan

No puedo estar más de acuerdo con el dicho popular que dice que todo depende del momento en la vida en el que estés. Hay veces que lees algo que no te dice nada y otras en las que te emociona tanto que forma parte de tu repertorio.
 
Hoy una conocida que se ha tenido que ir muy lejos para hacer su tesis ha colgado un Texto de José Luis Borges sobre la importancia de lograr tus propios logros y forjar tu futuro, pues al final todas las compañías son añoradas y anheladas, despreciadas y cambiantes y el futuro es la cosa más incierta que nos espera.
 
Ahí lo dejo, a mi me parece maravilloso...
 
"Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. Y aprende a plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... Y con cada adiós uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que solo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo también aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo te das cuenta de que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, extrañarás inmensamente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Y aprendes que hay 3 momentos en la vida que uno no puede remediar: La oportunidad que dejaste pasar, la cita a la que no asististe, la ofensa que ya pronunciaste.

Con el tiempo también aprendes sobre el dinero... y entonces comprendes que: Puedes comprarte una casa, pero no un Hogar. Puedes comprarte una cama, pero no hacerte dormir. Puedes comprarte un reloj, pero no te dará el tiempo. Puedes comprarte un libro, pero no conocimiento o lo que necesitas aprender. Puedes comprarte una posición, pero no sirve para tener Respeto. Puedes comprarte medicinas y pagar la consulta al médico, pero no te da salud. Puedes comprarte sangre, pero no vida. Puedes comprarte sexo, pero no amor.

Con el tiempo también aprendes que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuantos planes tengas, el mañana no existe y el ayer tampoco.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero infortunadamente, todo esto lo aprendes sólo con el tiempo…"

Jorge Luis Borges

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