miércoles, 20 de marzo de 2013

Abajo las armas de Ernest Hemingway

Hemingway es un novel muy conocido de la literatura del siglo XX, quizá sea por sus sucesivos matrimonios, por su participación como voluntario en la Guerra Civil Española y su pasión por los san Fermines o por su excéntrico comportamiento.

Realmente es una autor fuera de los temarios de la escuela española, como todo autor que no sea español. Sin embargo, por su fama mundial es relativamente frecuente que lo conozcamos

El primer libro que leí fue Por quien Doblan las campanas, ambientado en la Guerra Civil Española en un grupo de maquis que tratan de sobrevivir en el monte. Este libro me lo recomendó un antiguo novio que odiaba leer pero que le había gustado la parte que había leído, porque era una persona que nunca terminaba los libros. A mí me encantó la Historia, en especial el pequeño pasaje sobre la juventud de Pilar, la guerrillera vieja y ajada que cuenta sus amores de juventud con un torero en Valencia. Incluso se lo leyó mi padre, también un aficionado tenaz a la lectura, como una misma.

Hace bastante tiempo me bajé unas cuantas obras de Hemingway, sin saber muy bien de que trataban y hace unos días empezé Abajo las armas. Es una novelita que trata de la vida en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial. Narra los avatares de una guerra larga, en este caso ambientada en Italia donde lucha un sanitario americano como voluntario. El entusiasmo inicial da paso al hastío y la desidia, a un deseo de que acabe el conflicto armado que se ve ineficaz. 

Hay una historia de amor por medio, entre este americano y una enfermera inglesa que queda embarazada. Como siempre en Hemingway, no capto muy bien la esencia de sus personajes femeninos, que me parecen banales y llenos de defectos.

He de decir que la primera parte del libro me resultó muy aburrida, no me entusiasmó nada la narración de la vida de los soldados, de sus heridas y de la lucha lenta y desapasionada. Sin embargo la huida y la historia de amor sí me resultó muy amena y la disfruté mucho, y eso que no es que me gusten especialmente las historias de amor. Pero el contraste entre la primera parte y la segunda parte es notable, se olvida por completo de la guerra y se centra en el drama personal de la pareja, en un país nuevo donde no se acaban las desgracias. 

Quizá Hemingway se ha hecho un poco viejo para el lector moderno, que busca más complejidad en los personajes y los dramas humanos se ven de otra manera. El típico calavera ya no nos es tan atractivo, y el sentimiento patriótico está lejos de la moral un tanto desesperada que nos rodea en estos momentos. Pero al final el libro me ha dejado un buen sabor de boca, que es lo que últimamente me importa.

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