martes, 25 de diciembre de 2012

Homenaje a los creadores de palabras

Este es un sincero homenaje a todas las personas que me emocionan con sus palabras, que dicen frases que me hacen pensar y que con sus reflexiones me hacen dudar. Son personas que han pasado por mi vida durante un tiempo, que llevan allí desde siempre o que en un momento llegaron para quedarse. Son gente cuya personalidad me fascina, porque los considero puros y justos, llenos de ideas y de aportaciones para este mundo.

Estoy pensando ahora mismo en mi compañera de italiano, Pilar, que escribe un blog maravilloso donde la palabra se hace verbo, lleno de cinismo, de alegría, de emociones y sobre todo de calidad. Lo sigo desde hace poco menos de un año y nunca me decepciona. Es una escritora pausada, medidora de sus frases y de su estilo.

Pero ella no es la única a la que envidio su facilidad de palabra, su estilo y su gracia. La manera de contar las cosas que tienen ciertas personas es sencillamente exquisita. Cuando te cuentan algo te transportan a su mundo y eres capaz de ver a través de sus ojos.
Yo escribo esto porque mi sueño es escribir y redactar como una de ellas, con ese saber hacer las cosas bien que no caracteriza mi personalidad. Por ello les presto este humilde homenaje; os envidio y me gustaría ser como vosotros, con tanto talento y con esa facilidad para expresar las alegrías y los avatares de este caótico mundo. Yo lo sigo intentando...tengo buenos maestros

Feliz Navidad

Este año ha sido una Navidad con un sabor agridulce. Con toda la enfermedad y operaciones de mi padre no nos ha dado tiempo a disfrutar del ambiente prenavideño. No hemos podido ir a mirar regalos, ver las luces o tomar algo calentito por el centro sino que hemos estado encerrados en el hospital día y noche. Afortunadamente para Nochebuena nos devolvieron a nuestro niño Jesús particular y hemos podido celebrar las fiestas juntos.

Este es un año agridulce para muchos, 6 millones de parados, crisis en España por todos los lados y sobre todo, una sensación de pesimismo que lo invade todo. Parece que no tengamos nada que celebrar y por eso nos felicitamos las fiestas con cierta ironía.

Pero yo me pregunto ¿No es precisamente ahora el mejor momento para celebrar las fiestas no con ironía sino con alegría renovada? ¿No tenemos un motivo para estar alegres en medio de tanta desolación? Uno a uno los motivos para sacar el optimismo a flote me salen por la boca, pensando que siempre es mejor ver el vaso medio lleno que medio vació. No podemos estar pensando en desgracias y maldades todo el día, pues eso nos hará desgraciados y malvados a la larga. Debemos sacar lo bueno que llevamos dentro y disfrutar de la familia, con lo poco que tengamos.

Por ello os deseo una MUY FELIZ, POSITIVA, ALEGRE Y DESENFADADA NAVIDAD, que las malas noticias nos vienen de gratis, no vamos a hacer horas extras por ellos.

martes, 18 de diciembre de 2012

Hasta arriba

Hay momentos en la  vida en los que estamos a punto de explotar. Estamos llenos de obligaciones, eventos y demás que nos impiden sentarnos un minuto en el sofá.

Estoy en medio de uno de esos momentos, trabajo, Máster, Casa y mi padre en el hospital. Mañana me ponen los muebles del salón (veremos como va) a la vez que tengo que acabar un artículo antes de las vacaciones, escribir los trabajos del máster, preparar una conferencia...pufff 

Muchas veces reflexiono sobre la diferencia entre la sensación que tenemos de agobio y el agobio en general. Hay personas que se agobian antes de empezar una tarea o incluso cuando se les juntan dos cosas. Sin embargo, hay personas que pueden con todo y nunca se quejan. Ahora mismo, más que querer quejarme lo que quiero es que termine.

No obstante, no puedo evitar soñar con hacer otras cosas ¿Soy una masoquista? No puede evitar fantasear con apuntarme a inglés para sacarme el ultimo nivel, con leerme las novelas de DUNE, o con ir a ver tal exposición. De alguna forma vivo planificando y llenando mi vida de obligaciones nuevas. Pero me gusta, me gusta mucho saber que tengo 10 cosas que hacer por delante, que hay que mirar tal cosa. Odio el hastío y la falta de actividades de ocio.

A pesar de todo lo que tengo que hacer y lo que tengo en el trabajo, hoy he cogido entradas para ir a ver la obra de El Brujo en los teatros del Canal. Una obra que se llama La Odisea, tiene que encandilarme al momento.

El día que se pasen las ganas de hacer cosas no quedará nada más que las parcas vengan a buscarme a cortar el hilo de mi existencia. Porque la vida está llena de cosas por hacer, por mucho que nos extrese, es la esencia de nuestra persona. 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Recuerdos amables

Hoy he ido a la biblioteca municipal de Rivas Vaciamadrid, donde vivo, a por unos libros para un trabajo. Me ha costado mucho encontrarlos y por ello he pedido ayuda a la bibliotecaria.

Esta señora me ha ayudado amablemente y me ha preguntado cómo estaba, pues ya me conocía de antes. Es la misma persona que me ayudaba hace más de diez años a encontrar libros que me gustasen. Libros con dibujos, con historias de misterio y con aventuras.

Me ha hecho recordar como hace tantos años, todos los viernes mi padre me llevaba a la biblioteca local a escoger los libros que me iba a leer durante la semana. Leía mucho, aun lo hago, y aún no estaba preparada para leer libros de adultos, que en mi casa si que hay a montones. Por ello ibamos todas las semanas y me sacaba con mi carnet los dos ejemplares que me permitían. Hablaba mucho con las bibliotecarias y les decía qué libros me habían gustado más. Recuerdo que ellas se leyeron alguno y me contaron su opinión.

Luego me hice mayor, y la labor de mi padre pasó de acompañarme a la biblioteca a aconsejarme libros que ya sí estaban en casa. Por lo tanto, poco a poco, dejé de ir a la biblioteca de mi barrio.

Sin embargo, no es la primera vez que me pasó por allí. De allí mismo cogí los libros con pruebas de selectividad, una edición de la Odisea y el pasado verano me ví un montón de películas en inglés para preparar el examen de inglés Avanzado. Todas las veces que he ido, si ella estaba, me ha reconocido y me ha preguntado por mi vida.

Realmente he cambiado mucho, pero debo seguir siendo reconocible en la niña que un día fui. Debo tener la misma sonrisa, los mismos ojos, aunque mi cuerpo haya cambiado tanto. También conservo la pasión por los libros, y otras muchas aficiones que considero parte de mi persona.

Me ha resultado muy agradable charlar con esta persona, que se acuerda que he estudiado Historia y me cuenta que ella hizo el curso de Adaptación al Profesorado hace unos años, pensando en opositar como docente. Me ha hecho recordar a la niña que algún día fui, y en definitiva me ha hecho alegrarme de ser aún reconocible a ella,  y que a una persona completamente ajena a mi vida, le merezca la pena dedicar un poco de su tiempo a preguntarme que tal me va, solamente porque me recuerda de niña acudiendo a la biblioteca a coger libros.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

12.12.2012

¿Día especial? ¿Día de pedir un deseo que se nos va a cumplir solo porque la fecha sea medio, que no entera, capicua?

No lo creo, pero no he podido evitar darle un pequeño comentario, aunque solo sea para demostrar mi excepticismo.

Números y Números

Nuestra vida está rodeada de números y datos. Todo son cifras, los días del mes, de la semana, la fecha de nuestro cumpleaños, el número de abono ...

Sin embargo hay gente que odia los números y se declara "de letras". Pues bien, yo soy de letras, pero no porque odie los números, sino porque hice una carrera de humanidades. No obstante me encantan los números. Adoro hacer cuentas, calcular probabilidades, hacer ecuaciones....me relaja un montón.

Hoy en el Máster hemos estado calculando porcentajes para una pirámide de población. La operación es muy sencilla y sólo contaba con la calculadora del móvil. He aprovechado para rememorar momentos de relajación en la E.S.O. cuando después de estudiar unas horitas me relajaba haciendo cuentas. Esto demuestra que no hay incompatibilidad total entre los que escogen un bachillerato con matemáticas con los que traducen del griego antiguo. Hay gente que huye de las matemáticas y de la física porque le falta la visión lógica y le cuesta mucho razonar. A otros simplemente les gustan más otras cosas pero no son incapaces de hacer una ecuación de primer grado.

En mi clase hay bastante gente que se escuda en su opción de ser estudiantes "de letras". Pero se contradice a sí mismo, al fin y al cabo la Geografía forma parte de muchas carreras de letras, Historia a la cabeza. Si no somos capaces de calcular el valor de x no estamos capacitados para casi nada. 

Esto es una absurda apología de los números por parte de una historiadora, historiadora que aún recuerda con nostalgia los resultados de los problemas matemáticos, que son un número y punto, y no una larga discusión de análisis de fuentes en las que nos enzarzamos durante 10 años unas 50 personas en el mundo para no sacar una conclusión más clara que ésta; debemos seguir investigando en el tema.

El gen egoísta

Hoy estoy un poco deprimida. A veces en el trabajo nos equivocamos, no lo hacemos con mala intención, ni mucho menos. De hecho, siempre somos plenamente conscientes de que todo lo que hagamos de manera incorrecta deberá ser repetido.

Nos molesta especialmente corregir los errores ajenos, especialmente cuando no te piden disculpas por haber incurrido en un error que afecta a tu trabajo y que tienes que subsanar tu.

Pues bien, ayer me tocó resolver un error que no había cometido yo pero que supuso encuadernar de nuevo nada más  y nada menos que 30 copias de un documento. Además de mi esfuerzo, lamento la pérdida de papel y de recursos de la empresa. Ni una disculpa, ni unas palabras de agradecimiento. 

Hoy me ha tocado recibir la lista de mis faltas, esta vez de forma detallada y exhaustiva. No es que no lo esperase, es que no lo veo demasiado justo. Todo lo que hago mal, a pesar de ser una pobre becaria malpagada, (como tantas otras) sin formación previa y sin ganas de formarme por parte del departamento. 

En lugar de enfadarme he decidido pensar aquello de C´est la vie y seguir a lo mio. Se repetirá lo que haga falta y lo que no se quedará así.

Sin embargo, me vale la pena para hacer una reflexión acerca del comportamiento humano. Ante un error nos comportamos de manera muy diferente si lo hace otra persona o uno mismo. Si el fallo es nuestro tratamos de quitarle importancia mientras que nos afecta mucho si es de otra persona. Lo más curioso, aunque no tanto, es que las personas especialmente intolerantes a los errores ajenos y perfeccionistas hasta el absurdo no son especialmente críticos con sus propios errores. Es decir, que todos manifestamos aquello que se llama el gen egoísta y tendemos a mirarnos de manera especialmente benévola.