lunes, 27 de julio de 2015

La forja de un rebelde. 2 : La de Arturo Barea

Después de terminar la primera parte, no podía dejar de contar las horas de leerme algo sencillito (manías mias de no leer las trilogías seguidas) y empezar con el segundo libro.

En esta parte, que se considera la de menor calidad de las tres aunque yo no este de acuerdo, trata sobre los cuatro años de milicia que Arturo se ve obligado a prestar en Marruecos. Son los años del desastre de Melilla, de las escaramuzas con Abd el Krim y otros caudillos locales que luchan por la independencia del protectorado de Marruecos.

Estamos en un momento delicado de la historia de España. Perdida Cuba los militares se vuelcan en la guerra con Marruecos, que es la que les puede proporcionar medallas y ascensos. La actitud de Alfonso XIII de guerra total y mano dura se hace cada vez más insostenible, pues son los cadetes pobres, los que no han podido pagar un sustituto, los que van a morir a miles. Por otro lado, Francia esta claramente apoyando a los rebeldes, con armas y suministros para dificultad la labor del protectorado español.

Los cadetes son hombres pobres de España, procedentes de pueblos perdidos donde no hay agua corriente, donde el hambre acampa en cada esquina. Estos reclutas se mezclan con el Tercio, cuerpo formado en gran parte por ladrones y delincuentes, pero que es el más efectivo en combate. En el apoyo o desprecio del Tercio esta el éxito de cada misión y pronto se ve claro que sus dirigentes manejan más de lo que parece los destinos de España.

Arturo se ve en medio de esta guerra lejana en una España que se descompone. Como sabe leer rápidamente acaba con puestos administrativos en los que ha de dirigir la construcción de una carretera a través del desierto. En su tarea se da cuenta de cómo los oficiales militares se benefician del Estado español a costa de hacer pasar hambre a los soldados, sisando de su ropa y de su comida, para conseguir sobresueldos millonarios a lo largo de los años. 

Es un libro que destila orientalismo, en ese Marruecos lejano donde no ha llegado la civilización, donde las tribus son diezmadas miserablemente, donde los trabajadores son los locales llenos de piojos y los pobres soldados de leva que reciben un tiro enemigo al mínimo gesto. 

También Arturo irá creciendo en mentalidad. No solo por el inicio de su vida amorosa, de la mano de las pobres muchachas llegadas a Marruecos huyendo de su deshonra en España, sino como se va posicionando ante las enormes injusticias de las que es testigo.

Al pobre soldado de milicia solo le queda tratar de pasar los cuatro años malviviendo de la paga miserable, gastándosela en alcohol y mujeres en las partes de la ciudad reservadas para los reclutas y tratar de no quedar inválido, pues las pagas del Estado nunca llega.

Un libro sobre la tensión creciente que acabará desembocando en una Guerra Civil, Arturo se hace un adulto, y con su madurez llega el estallido de la II República.

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