domingo, 5 de mayo de 2013

Lo inevitable del amor de Nuria Roca

Lo primero que he de reconocer es que me he terminado de leer el libro sin saber que la autora es un conocido personaje del mundo de la farándula. Entono el mea culpa; no tenía ni idea. Reflexiones aparte sobre la inconexión de mi vida con los medios de comunicación y el temor de que se proclame una Tercera Guerra Mundial y yo me entere por el sonido de los tambores de guerra creo que el factor de que el autor de un libro sea conocido no debería influirnos en la lectura del mismo.

Pasando a "lo inevitable del amor" propiamente dicho. Es un libro muy sencillo que habla de las facetas del amor en la madurez, visto desde el punto de vista de una mujer madura, arquitecta, madre de dos hijas y con amante y todo. No es una visión clasista ni machista, sino muy moderna. Ella no es una joya, a veces es egoísta y un poco celosa, vive una crisis existencial y el personaje que más enternece de toda la novela es su madre, una viejita un poco pirada.

La trama de especulación y estafa que adorna el libro no es especialmente original ni entretenida, es más la psicología de los personajes la que puede enganchar al lector.

Me he quedado con un pasaje en el que se describe a la gente pesada. La protagonista odia a la gente que por amabilidad te repite las cosas. Como bien dice María (la arquitecto protagonista) las cosas se dicen una vez, dos como mucho por si tu interlocutor no te ha oído, pero si lo dices más de tres veces es que eres un pesado irremediable, y la gente pesada harta. Si no conoces a nadie pesado es que el pesado eres tu (la última frase es para enmarcar)

El mundo está lleno de libros mediocres, nacidos de un momento concreto y por escritores quizá de dudosa valía, no diré que este es uno de ellos, yo lo he disfrutado y es lo que últimamente le pido a los libros. Por ello no presento una crítica negativa, a pesar de la simpleza de los personajes y lo poco original del tema. No es el libro que te diría, te tienes que leer sin duda, pero tampoco te lo quitaría de las manos si te veo curioseándolo.

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