Hay mucha gente que piensa que sólo disfrutamos plenamente de un lugar la primera vez que lo visitamos. Luego es un refrito de nuestra primera experiencia.
No puedo estar más en desacuerdo. Londres fue, es, y será una ciudad para volver y conocerla de nuevo. Esta vez hemos ido a casa de mi amiga Angela que está viviendo con su novio en Londres. Son del tipo de emigrantes sin maletas, de esos que hay tantos en la actualidad, licenciados que trabajan de camareros por no estar en paro en España.
El tiempo no acompañaba a priori, odio la lluvia pero no la nieve que es lo que se nos presentó. casi medio metro de nieve que hizo de Londres un lugar incómodo pero terriblemente bello. La nieve se te mete en los ojos, pero puedes ir sin paraguas y admirar el paisaje. Por otro lado está la ventaja de las fotos, que están llenas de luz.
Torre de Londres, National Gallery, British museum, Candem town, disfrutamos de todo hasta la última gota. Y descubrí cosas nuevas, como la vida nocturna de los pub, a la que nunca había dedicado demasiado tiempo.
Como siempre nos trataron genial, en general los ingleses son muy correctos y tuve el placer de pasar tiempo con una amiga a la que ya no veo demasiado. Descubrí a su pareja, a la que no conocía demasiado y me pareció una bellísima persona.
Dormir en un colchón hinchable y cuatro en un cuarto es toda una experiencia, al igual que compartir ducha 7 personas. Pero lo peor sin duda es la comida, vivir en un país en el que sus habitantes se alimentan con sandwiches debe ser horrible. En los supermercados no hay nada sano y en los restauarntes no sirven nada más que hamburguesas y fish and chips.
El balance es muy positivo, con ganas ya de volver de nuevo y disfrutar de las nuevas cosas que Londres me puede aportar. Y siempre a tu lado, pues ya formas parte de mi camino.
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