Plantearse pedir una beca es una cuestión a reflexionar. Siempre está la opinión de tu madre que te dice "El no ya lo tienes" Realmente tienes mucho más que el no. Si desistes de pedirle te quedas con el no, pero también te libras de la ansiedad, de la angustia y de todas las preocupaciones de la incertidumbre y del penoso fracaso cuando te es denegada.
Porque no debemos engañarnos, las posibilidades son pocas. Siempre ha habido favoritismos, cambios y evaluaciones injustas, pero la reducción de becas no ha afectado a esos chanchullos, sino a las becas que se dan limpiamente. Nos ha tocado muy mala época, no basta con ser bueno, hace falta tener contactos que tampoco te aseguran nada. Y poco a poco vamos cayendo en el desconsuelo, y abandonamos los sueños.
La vida que nos espera es incierta y no sabemos por donde salir. Algunos se van a Londres, Berlín, Paris, a trabajar de camareros y olvidar por completo sus estudios universitarios. Van a aprender el idioma y a olvidarse un poco de su país. Pero hay otros que no quieren eso, y se quedan aquí a pelear.
¿Qué será de nosotros? Pobres jóvenes de veintipocos sin ninguna oportunidad en la vida. Nos ha tocado esta crisis desde el inicio de nuestra vida laboral, sin experiencia ninguna y tratando de capear el temporal durante años. Ya nos estamos cansando de formarnos, de tener paciencia y de esperar, queremos que algo cambie. Por eso nos invade la desesperanza, desesperanza que nos está arrastrando a una tristeza que invade toda nuestra vida.
Pero no podemos dejarnos vencer, a veces renunciaremos a los sueños, pero no a toda la vida que tenemos por delante. De alguna forma o de otra tendremos que vivir los años que nos quedan, y las pocas posibilidades que haya han de ser aprovechadas.
Este es un canto a todos los desesperanzados que buscan algo mejor, pues yo digo que lo mejor vendrá, en una forma u otra. Y no porque ellos nos lo vayan a dar, eso nos lo vamos a currar nosotros con sudor y sangre sin la ayuda de nadie.
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