Melissa Panarello se hizo muy muy famosa siendo menor de edad con un libro titulado "Los cien golpes". La traducción española deja mucho que desear porque esos supuestos cien golpes son las cien veces que una princesa se cepilla el pelo antes de ir a dormir. A veces la lengua de Cervantes no da para sutilezas metafóricas.
Pues bien, como menor de edad Melissa escribió bajo el pseudónimo de Melissa P. un despertar sexual un tanto turbulento en el sur de Italia. Y es que la sociedad tradicional italiana esconde un mundo oscuro de depravación. Fue un éxito, prohibido por la iglesia, doble éxito. Años después, cuando Melissa cumplió los 18 años, salió a la luz pública y se convirtió en un conocido personaje de televisión, comentarista y aspirante a periodista.
Desde ese momento ha escrito otros libros de mucho menor éxito, pero siempre en torno a la vida sexual un tanto disoluta de sus personajes. Es la marca de la escritora y, aunque mis amigas italianas abren los ojos espantadas cuando les digo que he leido más de un libro de Melissa P, yo lo sigo haciendo.
La protagonista de Tres es Larissa, una poeta de relativo éxito (no diré poetisa, me parece una palabra ñoña hasta decir basta). Después de un divorcio un tanto traumático Larissa desea un bebé mas que cualquier otra cosa. Un poco por casualidad de la vida acaba inmersa en una relación con dos hombres a la vez, un trío amoroso en el que cada uno de sus miembros acepta la extraña relación que se ha creado entre ellos, y lo publican ante los ojos del mundo.
Como no es un libro muy largo diré que no se me hizo excesivamente pesado, pero es que el tema tampoco daba más de sí. Después de Cincuenta sombras de Grey nos hemos acostumbrado a la temática pseudo erótica en los libros y ya no nos sorprenden tanto. Realmente, independiente del tema del libro, que no me entusiasmaba, creo que le falta un poco de madurez en el estilo. Melissa P, intenta ser literaria, pero le falta dominio del lenguaje, a veces es un poco plana con la historia y acaba con un final que, si bien no es de cuento, se parece.