Tardé demasiado en leerme "El nombre del viento". Demasiado porque me encantó y tuve que recurrir a una lectura corta y rápida entre medias para pasar a la segunda parte (No se por qué he cogido la manía de no leer una saga seguida, tengo que leer algo entre medias porque así lo disfruto más).
Seguimos con la adolescencia del joven Kvothe, que decidirá tomarse un descanso en sus estudios universitarios para ir a la corte del Maher como artista recomendado. Como siempre, Kvothe se verá lleno de problemas, de los que le cuesta salir por su lengua irrefrenable y acabará en una expedición en busca de unos ladrones de caminos y como huésped de honor de un ser feérico. En cuanto a su relación con la joven de misterioso nombre cambiante, en este libro comienza a haber intimidad entre ellos y Kvothe empieza a conocer cosas de su oscuro pasado.
En esta parte se introducen nuevos mundo desconocidos más alla de la unión de Reinos en la que ha crecido nuestro personaje. Las nuevas culturas enriquecerán aún mas a Kvothe y le enseñarán pistas para poder encontrar al asesino de sus padres.
No quiero contar más, porque merece la pena leerlo. En sus casi 900 páginas no hay momento en el que no se mantenga la intriga. La manera en que está narrado, con un Kvothe maduro que se ha hecho posadero y se considera clarisimamente un fracasado, nos hace pensar cual es el posible desenlace de la historia. Dejamos a Kvothe siendo un adolescente, aún no sabemos por qué se le llama "el asesino de reyes" pero tiene en su haber tantas buenas historias que contar.
El personaje principal tiene mucha fuerza, pasa de ser un niño excepcionalmente listo a un adolescente que va aprendiendo a controlar sus poderes, que busca un objetivo y se va curtiendo en el mundo que le rodea. Su soberbia, su lengua desenfrenada y su inocencia, le hace muy humano a nuestros ojos.
El mundo de Rothfuss va cobrando sentido, cada vez queremos saber más y esperamos ansiosos la publicación de la tercera parte.
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