Soy de la generación que creció con Harry Potter. Lo admito, en mis sueños profundos deseaba que me llegara una carta con 11 años para ir a Hogwarts a estudiar magia y hechicería.
Me leí mi primer libro con apenas 9 años, cuando aún no era conocido, cuando la autora no había sacado ni el tercer libro (o no estaba traducido al español). Luego vinieron las películas, el merchandising, y todos los niños esperaban ansiosos la salida de los últimos libros. Pero yo era una niña cuando leía Harry Potter, y acabé la saga como una adulta.
Fruto del éxito desmesurado de las aventuras del pobre Harry, deseado, elegido e inocente a partes iguales J. K. Rowling acabó escribiendo historias paralelas. Esta es una de ellas. Los cuentos de Beedle el bardo aparecen en el último libro, como un regalo que Albus Dumbledore le hace a Hermione en su testamento. Uno de los cuentos, "Las reliquias de la muerte" encierra la clave del regreso de lord Voldemort.
Estamos ante una recopilación de cuentos mágicos, a la manera de los hermanos Grimm, pero en versión inglesa (los cuentos de los hermanos Grimm son terriblemente crueles, Disney los suavizó, y decir que las películas de Disney son suaves...) Tratan valores como la generosidad, los celos, la envidia etc. La novedad es que estan protagonizados por brujas y magos, en ese mundo paralelo creado por Rowling.
Aunque es un libro muy pequeñito he disfrutado mucho con él, más que nada por la nostalgia de Harry Potter que le invade a todos estos niños grandes que crecimos con él. Creo que, si algún día me decido a procrear, mis pobres hijos van a tener que soportar los cuentos de Beedle el bardo ( y toda la mitología griega, es lo que hay)
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