Son cosas de la primavera, hoy hace sol y calor y mañana llueve. Pero ahora mismo diluvia, y parece que va a durar más de una semana.
Hay algunas personas a las que les gusta el frío y la lluvia, pero a mi me deprime. Me deprimen los días cortos, la lluvia golpeando los cristales y que no me deja salir, el frío que se mete en los huesos y hace que te duelan las manos. Y parece ser que este año no se va.
Desde el primer día que hace frío empiezo a anhelar el verano, con su calor sofocante, sus terrazas y los vestiditos de verano, con el verano vienen las vacaciones y como dijo Sanzol el verano es el momento en el probamos una vida distinta y nos planteamos si podríamos vivir así todo el año.
Tengo ganas de verano, tantas ganas de sol y playa, de días larguísimos y calor a todas horas, porque a mí el calor no me molesta, por muy sofocante que sea, porque está lleno de vida y me mejora el humor. Necesito librarme del pesimismo invernal y respirar aire puro con olor a campo.
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