Estamos ante el escritor de moda que este invierno ha llenado las librerías con su novelas medio ficción medio autoayuda. Es un escritor joven y prometedor, que ha tenido una vida difícil por pasar más de diez años luchando contra el cáncer. Los títulos de sus libros son muy originales, las portadas coloristas que atraen la visión del lector, y parece que gustan.
Decidí leer uno de los libros de Albert Espinosa tras haber estado tentada en varias ocasiones. Como a todo el mundo, me llamaron mucho la atención los títulos y la mirada un tanto triste del escritor que ha inspirado la serie Pulseras Rojas.
Pero el paso definitivo lo dí cuando un buen amigo, de esos con los que te gusta compartir una cerveza, una exposición, la crítica de una película o un libro, me dijo que se lo había regalado su ex...y que le había gustado. Después de leer el libro llegué a la conclusión de que es el libro que yo habría regalado a un ex cuando yo he superado la relación y él no...tipo autoayuda. Pero eso no quiere decir que el libro vaya de eso, ni mucho menos. Lo primero que atrajo mi atención es que son libros muy cortos, se leen en un rato pero desarrollan por completo la historia. La trama es muy simple y no hace alarde de descripciones detallada pero pinta muy bien el mundo que rodea al personaje principal. Una de las originalidades son los títulos de los capítulos, una auténtica locura que luego casa con la historia.
Esta situado en un futuro cercano donde se ha inventado una medicación que te hace dejar de dormir, la gente vive las 24 horas y el mundo ha cambiado. Un joven habitante de la plaza Santa Ana en Madrid se enamora de una desconocida desde su balcón a la vez que recibe una llamada comunicándole la llegada del primer extraterrestre a la Tierra, justo el mismo día que su madre fallece y que él decide tomar la droga que lo privará del sueño.
No quiero contar más, pues destrozaría el argumento, pero solo puedo decir que me lo he bebido y me ha gustado mucho. Es muy tierno, pertenece a ese género que aún cree en las cosas buenas de la vida y que a mí personalmente me alegra el día. Aún hay amor en el mundo, emoción y vida, cosas que la madre del protagonista repite a su hijo en cada recuerdo y que muchas veces nos permitimos olvidar. Ojalá tuviesemos todos a un pepito grillo que nos recordase a amar en todo momento y a tratar de ser felices en cada momento.
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