Susanna Tamaro es una escritora italiana de novelas muy sentimentales que conozco porque hace años a mi madre le regalaron un libro. Luego se lo dejó a mi abuela, que le encantó y la última que se lo leyó fui yo.
Ahora ha llegado a mis manos otro trabajo de la misma autora,que va en la misma línea.
En este caso es un joven médico que lleva años viviendo en el monte alejado de toda la civilización. Ha restaurado una casa y vive de sus cabras y del cultivo de su huerto. Su contacto con el mundo son los excursionistas que se pierden y los periodistas deseosos de contar su historia.
¿Cómo decide un médico dejar su profesión e irse al fin del mundo a reencontrarse con sus fantasmas?
La pérdida de su mujer amada, cuando ambos van juntos de excursión pero cada uno en su coche junto con su hijo de dos años le provoca tal trauma que pasa años despreciando la vida y haciendo daño a quien le rodea.
Irse de la civilización y subir al monte supone un encuentro consigo mismo y con lo que significa perdonarse por los fallos.
Es un libro muy cortito, muy intimista, donde el personaje principal expurga sus pecados fuera de donde ha cometido sus fallos. Quizá le falten a la historia más personajes. La historia de los padres queda un poco desdibujada, el padre es ciego y la relación con el hijo es un poco compleja, pero no se aprovecha demasiado esa circunstancia.
Lo he leído con placer pero creo que hay cosas que no han quedado bien concluidas en la historia. Algo que en general le suele pasar a los libros de esta autora.
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