Este libro es un caso de originalidad al poder. El tema principal sucede en el infierno. Los siete pecados capitales, hartos de siglos de trabajo, piden unas vacaciones al Diablo. Éste les concede a regañadientes una semana de asueto en un hotel a la orilla del mar a cambio de que aprovechen su estancia para vigilar a los humanos y buscar nuevas formas de tentarlos.
La secretaria del diablo, Perphydia, ha maquinado durante siglos para que, aprovechando esas vacaciones, se origine una rebelión en el infierno que derroque por fin al vago Demonio, que no hace mas que dormir y delegar su trabajo en sus abnegadas secretarias.
El libro sucede en dos escenarios paralelos, por un lado la rebelión en el infierno, con la liberación de los diablillos que se dedican a tentar a los hombres y los apuros del Diablo por no poder ni salir de su despacho.
Por el otro, los Siete pecados capitales, encarnados en cuerpos humanos, pasan una semana de vacaciones en un hotel de playa donde se va a celebrar un amañado concurso de Belleza.
A pesar de que este tipo de libros no son de mis preferidos reconozco que me he reído muchísimo. Especialmente con la parte del hotel, donde los pecados capitales se muestran en todo su esplendor. La Gula no hace más que ir al buffet a comer, la Lujuria persigue a las jovencitas, la Soberbia acapara todo el protagonismo del concurso mientras que la Envidia no para de vigilarla, llena de celos. La visión de los humanos es un tanto mezquina, todos buscan satisfacer sus propios intereses y no hacen más que méritos para acabar en el infierno.
Es una lectura amena para los amantes de la novela fácil y de risa. Es muy original en su planteamiento porque juega con el humor del infierno, los pecados y la maldad intrínseca de los condenados para dar un toque de humor a nuestras vidas humanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario