Josefina Aldecoa es una escritora española perteneciente a la generación del 50, es decir, pertenece a un grupo de escritores, mayoritariamente mujeres que cubren con sus novelas los años de la primera posguerra. Son niñas nacidas en la República, adolescentes en la Guerra Civil y jóvenes en los primeros años del Franquismo.
Sus novelas son cerradas, amargas y muestran una angustia propia de un mundo que vive en una dictadura pero que ha probado los sabores de una sociedad mejor.
Esta novela fue publicada en 2005 pero Josefina Aldecoa la escribió con 24 años y la tenía guardada desde entonces. Es una obra coral situada en una residencia de señoritas. Cada capítulo lo narra una mujer, constreñida a su presente y sus circunstancias y que vive angustiada entre las cuatro paredes de una residencia femenina londinense en medio de la lluvia y del ambiente de una posguerra.
Hay espacio para las criadas, para la directora, para las señoritas emigradas de Sudamérica que vienen a practicar su inglés y para las residentes permanentes. Hay un personaje que destaca entre todos. Es Teresa, una estudiante española que ha ido a pasar a la residencia un verano entero y que es medio residente, medio trabajadora, pues ayuda con el servicio de comidas. Esa posición liminar, a caballo entre dos mundos, es el nexo de unión del libro. Teresa es testigo del lujo de las clases altas, de la miseria del personal de servicio, del aburrimiento de las solteras eternas y de la nostalgia de los españoles emigrados a un país donde raramente sale el sol.
Me ha gustado mucho como novela, principalmente porque refleja de manera magistral la opresión del momento. Teresa se ha ido a Londres antes de tomar una decisión sobre su vida, estudiar y tener una vida solitaria o cumplir con lo que se espera de ella como mujer en esa nueva España. En medio de esta historia se entremezclan muchos dramas de mujeres solitarias y llenas de desesperanza que enganchan al lector desde la primera página.
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