Emi me recomendó este libro de novela juvenil que leyó hace mil años. Es la historia de Ben, un niño que se queda ciego en un accidente casual y tiene que aprender a relacionarse con el mundo sin ojos.
La historia es trágica pero no así la actitud de Ben, es un libro de cómo la vida te cambia de un día para otro, de cómo hay que sacar fuerzas de donde no las hay y de cómo a veces los más jóvenes son los más adultos a la hora de enfrentarse a la vida.
Paso a paso Ben ha de aprender a moverse, a andar con la ayuda de un bastón y a lidiar con la incomprensión de sus padres, que no quieren aceptar que su hijo ha pasado a ser un minusválido.
Es una lectura amena y muy adecuada para adolescentes. El libro está un poco desfasado. Se nota que tiene muchos años en el estilo de redacción y en la expresión de los personajes. No obstante, se puede leer sin problemas.
Abre al lector el mundo de la oscuridad repentina, de la adaptación del ser humano ante las circunstancias adversas y lo hace en un tono muy optimista, sin llegar a ser cínico. El personaje principal pasa por buenos y malos momentos pero hay en él un gran espíritu de supervivencia.
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