En los últimos meses se ha despertado en mí un nuevo afán creativo. Siempre ha estado ahí, pero sufre altos y bajos.
Desde pequeña escribo muchas cosas, buenas y malas, que reflejan mi estado de ánimo y todo lo que hay dentro de mí. Llevaba años sin escribir nada de manera continuada y a inicios de este curso escolar decidí empezar este blog, quizá para animarme un poco en el duro curso que me esperaba.
Gracias a este blog empecé a escribir más a menudo, a tener ganas de contar cosas, escribir incluso microrrelatos para concursos. Algunos de ellos han sido elogiados favorablemente, cosa que me llena de orgullo al ser una escritora tan novel.
Desde hace unas semanas me han entrado deseos de retomar otra vieja afición, la pintura. De pequeña iba a clases de pintura y disfrutaba tanto que me costó una barbaridad dejarlo. Pero la adolescencia y las nuevas aficiones dejaron de lado un viejo hobby, que me ha costado mucho retomar por lo engorroso que es.
En enero visitando Candem town en Londres vi unas zapatillas tipo converse pintadas a mano. Me encantaron, no tanto las zapatillas como la idea. Llevo dándole vueltas durante meses y he decidido comprarme unas iguales y pintarlas yo misma. Así de simple, con pincel e imaginación. quizá la líe y las deje horribles, pero me apetece volver a intentarlo. A mi chico le preocupa siempre dejar las cosas peor de lo que estaban, pero yo creo que merece la pena el esfuerzo de intentarlo y disfrutar con ello.
Por eso estoy relativamente contenta con esto, porque creo que de nuevo me apetecen hacer cosas que había dejado de lado con los agobios de la carrera. Cierto es que disfruté muchísimo pero me focalizé tanto que olvidé otras cosas. Este año ha estado lleno de cosas angustiosas y de ansiedades, pero también de reinvención y de nuevos retos, una crisis, al fin y al cabo.
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