Me leí Niebla por recomendación de mi profesora del practicum, que me encandiló mientras asistía a una clase suya sobre la Generación del 98.
Narra la historia de Augusto Pérez, un anodino personaje que se enamora de Eugenia, una pianista forzosa que quiere casarse con un redomado vago y le lleva a enamorarse de cuantas mujeres conoce. La historia parece muy simple y ya hecha pero llega un momento en el que el personaje visita a su autor, Miguel de Unamuno y se queja del tratamiento que se está haciendo a su personaje y ambos discuten. Unamuno le amenaza con matarle y...hasta aquí puedo leer.
No quiero destrozar el final, aunque tampoco es lo más importante. Para mi la esencia de la novela o nívola como la llamó Miguel de Unamuno es la duda categórica que se hace entre la realidad y la ficción. En un momento se duda de la realidad de la historia que vive un personaje, si existe o no, si puede morir o puede vivir. El autor puede matar a un personaje, pues lo ha creado él, pero no puede hacerlo revivir.
Del mismo modo el personaje duda del autor, de la propiedad de su personaje y de la realidad creada por el mismo. En definitiva, se plasman de manera magistral todas las dudas que rodearon a la personalidad de Unamuno, que se caracteriza por la duda. Es un autor atormentado, que vive preocupado por la contradicción entre la racionalidad y la sed de Dios que le caracteriza.
El estilo no es excesivamente simple y la dicción está un poco alejada de nuestra época, pero el libro no llega a 200 páginas por lo que no supone un gran esfuerzo. Yo lo recomiendo, por ser una lectura distinta y por intentar acabar con la fea costumbre que tenemos. A pesar de tener la mejor literatura del mundo han leído más clásicos los extranjeros que nosotros. Quizá porque sus sistemas escolares obligan a los alumnos a leer literatura europea y nosotros no lo hacemos, cosa que cada vez nos perjudica mas.
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