Bajo este título tan poco agraciado, opinión personal, se encuentra una biografía sobre Marie Curie, y más concretamente una biografía basada en el sufrimiento de Marie Curie tras el fallecimiento de su esposo Pierre y del diario que escribió en su año de luto. Todos estos libros me recuerdan mucho a mi amiga Feli, que es una adicta a las biografías (da igual de lo que sean, eso es lo primero que le apetece ver, porque dice que le encanta conocer la vida completa de cualquiera que haya merecido ser biografiado).
Rosa Montero recibió este encargo pues ella misma perdió a su pareja de hacía años por un cáncer que le destrozó en muy poco tiempo. Ella misma se identifica con la Marie Curie que despidió a su esposo por la mañana y lo siguiente que supo es que un carro le había destrozado la cabeza.
Ambas historias se entremezclan, el dolor, la culpa, el deseo de que el ser querido vuelva y la incapacidad para superar el luto.
Aunque el personaje de Marie Curie sea conocido, no en vano es la única mujer que ha recibido dos premios nobeles, sabía muy poco de su vida personal, poco más que el radio con el que investigaba le provocó el cáncer del que falleció.
No sabía que Marie Curie perdió su marido demasiado pronto, teniendo dos niñas pequeñas a su cargo y con un trabajo desbordador en el laboratorio. No sabía que la comunidad científica siempre se mostró dispuesta a dejarla de lado, en cuanto intentó rehacer su vida, y que a pesar del nobel, el laboratorio siempre fue insuficiente.
Rosa Montero se centra en un personaje del que siente profunda admiración, al que le gustaría parecerse y trata de establecer paralelismos.
La vida es corta, la pérdida forma parte de ella, pero no podemos hacer nada más que seguir adelante y recordar el camino recorrido en común. Ahora que estoy lejos, que es cuando más te das cuenta de lo que cambia la vida en apenas unas horas es cuando más tratas de apretar los puños para recordar el momento y que no se deslice entre tus dedos.
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