Me declaro fan de la llamada trilogía animal. Con esos títulos un tanto anecdóticos pero con una historia muy interesente por desvelar me leí los tres títulos casi a la vez.
Hace unas semanas cayó en mis manos la nueva trilogía, muchachas y ya he terminado el primer volumen (y busco con ansiedad el segundo) y he de decir que creo que esta saga me gusta más.
La historia gira en torno a las mujeres maltratadas, a la humillación que dura años y acaba por anular a una persona. Los protagonistas viven en un pueblo pequeño de Francia, uno de esos pueblos que no llegan a ciudad porque todos se conocen, los roles se han establecido y lo bueno y lo malo de cada uno puede salir a reducir.
Ray es el bombero del pueblo, un héroe que ha salido en las noticias en muchas ocasiones por haber salvado niños, que ha recibido medallas y es admirado por todos. Guapo y exitoso hasta en su madurez. Pero lo que todo el mundo sabe pero nadie cuenta es que Ray maltrata a su mujer Leonie desde el noviazgo, no la deja salir de casa y la tiene completamente anulada. Su hija Stella hace años que salió de casa y nunca volvió, pero vive desde entonces con el miedo metido en el cuerpo, pues su padre tiene contactos para vengarse, y está dispuesto a hacerlo.
El miedo que dura años, los secretos de todos los habitantes del pueblo, los trapicheos y las verdades a medias son el mundo que se nos cuenta en esta fascinante novela.
Me enganchó desde el primer momento, y si bien hay un pequeño espacio para los personajes pasados son los nuevos los que fascinan al lector. La tensión está presente desde el primer momento y el lector trata constantemente de averiguar las medias verdades que se insinúan desde el principio.
El personaje de Stella, aunque atemorizado y con un pasado traumático, no duda en ser ella la que intente que las cosas cambien y trata de sacar a su madre del infierno en el que vive.
También hay espacio para el mundo clasista de la zona rural, los que fueron ricos y ya no lo son pero acumulan los rencores de su abuso de poder, las viejas rencillas y las amistades de siempre. En definitiva, te quedas con ganas de más.
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