Hace años, en una asignatura de la carrera que se llamaba Historia Actual II y que trataba sobre la historia de España desde el Franquismo al mundo actual nos ofrecieron como práctica comentar una serie de libros que reflejaban la realidad social de España´. Era una lista interminable y solo había que escoger uno. Como soy una enamorada de Miguel Delibes yo hice mi comentario sobre " 5 Horas con Mario" pero me quedé con la copla de varias de ellas.
Las ratas fue un libro bastante escogido por su brevedad, apenas 100 páginas de puro costumbrismo por lo que era muy fácil hacer el comentario. Años después, he buscado los libros de Delibes para volver a retomar esta causa pendiente.
El protagonista de la historia es un niño que vive en un pueblo perdido de Castilla. En un pueblo de esos que tienen cuatro calles de barro, funciona el caciquismo y los crímenes quedan en familia. Todos los veranos una cuadrilla de extremeños trata de repoblar infructuosamente las lomas del bosque, peladas por la acción implacable del viento y el sol. El niño vive en una cueva, con el tío ratero, que se dedica a cazar ratas a la orilla del río que luego vende en el pueblo. Un pueblo miserable, donde la cosecha se pierde y les arroja a la pobreza es la vista que tienen desde su cueva.
El niño tiene sensibilidad para con la naturaleza, conoce a los animales y a las plantas, es un sabio local, imbuido de una aureola de santidad. El niño predice la lluvia y la helada, conoce a todos pero él decide con quién se relaciona.
Estamos ante el relato de una sociedad enclaustrada en si misma y en su propio retraso, donde los favores se compran y la propiedad es relativa. Es una sociedad que no está preparada para crecer y se ahoga en su propia miseria.
El pueblo anónimo es uno de esos pueblos que se despoblaron en la década de los sesenta, abandonados a su suerte pues, a falta de trabajo y sustentos, sus moradores emigraron a la ciudad.
Me ha gustado el retrato de la sociedad miserable, y el aislamiento de sus habitantes con respecto al mundo real. El consumo de ratas es la muestra más evidente de la pobreza y la falta de higiene de una sociedad anclada en un siglo ya pasado y el niño es el vivo retrato de los santos de pueblo que son a la vez alabados y aislados por la fascinación y el rechazo que inspiran a partes iguales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario