Rubén Daría tuvo varios amores en su vida, pero al final de la misma se encaprichó de la hija de uno de los jardineros del Campo del Moro, a la que hizo su amante y compañera en lo que le quedó de vida. Rosa Villacastín, como nieta de Francisca, la princesa Paca, cuenta la historia de su abuela y de los años que vivió al lado de Rubén Darío.
La novela tiene espacio para hablar no solo de la historia de amor sino de las estrecheces por la que pasaron los artistas y poetas en los inicios del siglo XX. Si bien Rubén Darío fue coronado muy pronto como príncipe de las letras y recibía encargos de numerosos periódicos, en muchos momentos sufría penurias. La primera Guerra Mundial se estaba gestando, el mundo era inestable y no había mucho espacio para las letras. A día de hoy cuesta entender los orígenes de Antonio Machado, Valle Inclán o Rubén Darío, que como amigos que fueron trataron de ayudarse en los malos momentos.
La novela en general me ha gustado aunque creo que tiene un fallo en el tono en el que está narrada. Se nota demasiado que es una heredera orgullosa la que trata de valorar de nuevo el papel de su abuela en la obra de un gran artista, pero a veces las cosas no cuadran.
Según los autores, la pasión de Paca y Rubén Darío es una relación estable que dura años, pero lo cierto es que el artista muere lejos de Madrid, y en varias ocasiones se ausenta. A veces parece que se quiere negar el carácter caprichoso del artista frente a su musa.
Por otro lado son dos personas culturalmente opuestas, él es un gran poeta y ella es analfabeta. En estos momentos ya hay mujeres reivindicando sus derechos como Emilia Pardo Bazán, que fue amiga de Rubén Darío y que presuponemos mucho más brillante y de personalidad más sólida que la princesa Paca.
En general da una visión bastante interesante de los primeros años del Siglo XX en Madrid y en París, donde se están gestando los ambientes bohemios y los artistas están en un momento de inspiración.
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