Siempre me llamó la atención el título de este libro. Quizá por incluir ese chascarrillo un poco pasado de moda pero que ha sido tan castizo durante épocas. Me llamaba tanto la atención que me ha merecido la pena ir a la biblioteca del barrio a por el ejemplar que había allí ( y no nos engañemos, una vez que te pasas al formato electrónico no hay cosa que te de más pereza que leer en papel, por poner un ejemplo diré que me encanta juego de tronos pero hasta que no llegue a mis manos una copia en formato electrónico no lo leeré. Me da urticaria pensar en mis manos sosteniendo ese tocho durante horas)
Bella y Antonia son las dos protagonistas de esta historia. Ambas eran amigas del pueblo en su infancia y se reencuentran en un barrio indefinido en una época imprecisa que pero que se parece a los años 80, en medio de los drogadictos y la degradación de los barrios del ensanche de todas las ciudades españolas.
Bella es una cantante de boleros, ajada con el paso de los años y que trabaja en un bar de barrio de mala muerte donde ver pasar los días a la vez que su cuerpo va adquiriendo proporciones desorbitadas. Traba amistad con el Poco, el puertas del bar, que es un tipo tan misterioso como siniestro.
Por su lado, Antonia, tan oronda como Bella pero con muy poco mundo. Ha vivido todos los años de su juventud como una mujer sola y mantenida por su hermano Antonio, que es el personaje más sibilino de la novela. Llegando a la menopausia no tiene nada que contar de su vida, ni en cuestión de amores, ni en cuestión de experiencias vitales.
Ambas tratarán de cambiar su vida por un momento, en medio de un ambiente enrarecido en el que ellas juegan sus cartas pero sin conocer las de los demás.
Últimamente estoy en racha, todo lo que leo me parece aceptablemente bueno y disfruto mucho con ello. El libro es muy cortito, pero desarrolla la acción de manera suficiente. La historia no da para más, pero es muy entretenida en sí. Me ha gustado la idea de que las protagonistas sean mujeres gordas, un poco cansadas de vivir y llenas de complejos, con sus sueños rotos y sus imperfecciones. Son exactamente igual que el mundo que les rodea, que es desesperanzador.
Tenía ganas de leerlo y he disfrutado mucho con su lectura, con el tono desenfadado del narrador y con los diálogos que se intercalan.
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