Nada fue el primer premio Nadal concedido en España. La autora era una jovencísima Carmen Laforet que escribió un libro titulado así Nada. Nada, como su libro, esperaba Carmen de la España que le había tocado vivir en su juventud.
La acción se sitúa en una Barcelona destrozada por la guerra civil. Estamos en los momentos de los coches de queroseno, de la cartilla de racionamiento y de los nervios a flor de piel. Andrea es una joven que acude a estudiar a casa de su abuela, donde viven sus tíos en completa desarmonía.
Su decrépita abuela, medio loca y ya sin fuerzas, que trata de poner orden en medio de la desequilibrada familia. Dos hermanos que no se hablan, Juan y Ramón, divididos por la pasada guerra y con demasiadas cosas que echarse en cara, y la última hermana Angustias, que se erige como dueña y señora de una casa en la que la locura se sienta a comer todos los días en la mesa.
Ese es el ambiente opresor e insulso en el que vive Andrea, en medio de las penurias y de la pobreza, al borde de la locura y de la desesperación. Su vida en Barcelona estará marcada por la firme oposición entre lo que sucede dentro de las paredes de su casa y lo que ve en casa de sus compañeros de universidad.
Me ha parecido un libro fantástico, ya que consigue oprimir al lector tanto como se siente su protagonista. El libro destila un olor a rancio, a suciedad y a desesperación. Todo es gris y cuando nos adentramos en sus páginas vemos la sensación de vacío que asola la vida de Carmen. Para mí es una obra maestra, fruto de un tiempo en el que no había nada por lo que luchar y nada era el futuro que deparaba a los jóvenes.
Los personajes más fascinantes están marcados por un estado de semilocura, que les lleva a desvariar en determinados momentos. La violencia, el hambre y la desesperación recorren las páginas de un libro en el que realmente no pasa nada, pero que nos engancha hasta el final.
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