Con el inicio de curso llegan las nuevas lecturas y, en la asignatura de Prosa griega nos han mandado leer el Banquete de Platón.
El curso pasado, en la asignatura de Filosofía, disfruté mucho leyendo diversos discursos de Platón, pero no tuve tiempo de adentrarme en este en particular, que versa sobre el tema del amor.
En un banquete, cada comensal hay un elogido del Amor o de Eros, como se dice en griego Antiguo. Se habla del amor como un dios, como un sentimiento que mueve a los hombres y se exalta por encima de todo el amor homosexual, pues es el menos visceral y el más condicionado por la admiración entre dos iguales.
Pero no es el tema general del banquete el que me ha marcado sino este fragmento cuando Aristófanes no puede tomar la palabra porque le ha entrado hipo y ha de ceder su puesto a otro comensal
Aristófanes respondió: ha cesado, en efecto, y sólo
lo achaco, al estornudo; y me admira que para restablecer
el orden en la economía del cuerpo haya necesidad de un
movimiento como éste, acompañado de ruidos y agitaciones ridículas, porque realmente el estornudo ha hecho cesar el hipo sobre la marcha
Me quedo maravillada al notar que una servidora, al igual que el tal Aristófanes acaba siempre de hipar con un humillante estornudo. Siempre que me entra hipo trato de hacer todos los consejitos de la abuela, dejo de respirar, bebo agua, agacho la cabeza...pero a mí no se me pasa hasta que estornudo, y en mi caso lo tengo que hacer dos veces. (es que una tiene más de Grecia que lo que quiere reconocer y por muy antiguos que fueran estornudaban como todos, y supongo que también les entraría la risa por ello)
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