Tenía pendiente escribir la reseña sobre este libro...pero entre unas cosas y otras.
El título no dice con respecto al argumento del libro. Estamos ante una novela negra, de esas que tan de moda estuvieron a raíz de los bestseller de Stieg Larsson y que ya no se ven tanto.
En un pueblo remoto irlandés aparece el cadáver colgado y destripado de un paisano bastante odiado. El caso es encargado a un policía de la ciudad, ya que él mismo pasó su infancia allí. El policía habrá de reencontrarse con su pasado perdido, con sus amigos abandonas y asumir la reciente muerte de su hijo de 5 años en un accidente. Tendrá que rememorar las partidas de cazadores de buga, una especie de pájaro que se caza durante 15 días en una isla desierta y que supone el mayor acontecimiento del pueblo.
No quiero contar más porque da mucha rabia saber demasiado cuando es una novela negra.
Me ha gustado especialmente la atmósfera que refleja el libro. Es un pueblo miserable y ultracatólico, donde desde la tarde del sábado la vida se interrumpe. Son gentes pobres, miserables y asqueadas de su propia vida que envidian al policía que tuvo el valor para escapar a tiempo.
El libro se divide en dos partes entremezcladas, un capítulo esta dedicado al tiempo presente y a la resolución del caso y el siguiente es un flashback de la infancia y adolescencia del protagonista.
Los personajes son muy profundos, evolucionan a lo largo de la novela y demuestran su falta de afecto y de expectativas. Muchos de ellos son tan miserables que dan pena al lector. Se mezclan las mentiras y las medias verdades que se dijeron en la adolescencia y aún están latentes junto con las vidas frustradas de los adolescentes de ahora.
En definitiva, hay una cosmogonía de personajes, a cual más completo que embaucan al lector. Y sobre todo, no es nada fácil dar con el asesino
No hay comentarios:
Publicar un comentario