Tras una adolescencia marcada por la lectura voraz de novelas históricas (tengo un padre coleccionista de libros y por aquella época se hacía colecciones seriadas bajo temas variopintos) no he vuelto a leer de manera masiva trabajos enmarcados en este género. El motivo es quizás que me recuerdan demasiado al trabajo, y por ello me provocan cierta repulsión.
No obstante, últimamente se cruzan en mi camino, por un motivo o por otro. Este verano decidimos hacer un viaje de descubrimiento por la zona de Burgos, juntarnos para vernos, y aprovechar para conocer un poco esa tierra que nos ha visto crecer pero de la que sabemos tan poco. En nuestro viaje, pasando por Covarrubias, teníamos en nuestra ruta una iglesia noruega en medio de la montaña, dedicada a San Olav, patrón nacional del norte. Es una iglesia moderna, hecha de madera y un tanto moderna, inaugurada en 2014. El motivo de su construcción ha sido cumplir la promesa que se le hizo a una princesa de Castilla de la Edad Media, Kristina de Noruega, al que su marido le prometió una capilla a su devoto santo y que nunca consiguió. Al parecer la princesa duró pocos años en España. Su matrimonio es fruto de un trato entre el rey noruego Haakon y Alfonso X el Sabio, pero acabó sus días en Sevilla alejada de la corte.
Cuando nos enteramos de la Historia, como buenos investigadores, queríamos saber más, y descubrimos este libro, que narra no sólo la vida de Kristina en la corte castellana, sino su infancia en Noruega, en una de las cortes que me eran desconocidas hasta este invierno, cuando vi mi primera película noruega sobre un rey medieval, precisamente el abuelo de esta Kristina.
El libro hace un recorrido desde el lecho de muerte de la princesa, hacieno un flashback de tres generaciones. Desde la abuela Inga, que por la ausencia de leyes de bastardía en Noruega da a luz a un hijo del rey que acaba siendo el legítimo sucesor. La vida en el frío del Norte, el aislamiento y toda una herencia de guerras intestinas hacen que la fría Kristina se críe en el hielo y la rigídez y que acepte ir sola a España a cumplir su destino.
Si bien la vida en Noruega está muy bien relatada, el libro cojea cuando se centra en la corte castellana. La historia de Noruega es fascinante y muy nueva para el lector y entiendo que se de más protagonismo, pero como historiadora me he perdido entre los parientes de Alfonso X el sabio por la parca explicación, imagino que el lector no especializado tendría aún más dificultades.
En general me ha gustado, pero no me ha enganchado, y tenía muchas ganas de leerlo. Se queda en una novela pasable, que si satisface la curiosidad sobre el lejano país, pero que con otra estructura que no fuera la de flashback habría quedado más hilado.
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