El fenómeno Harry Potter, a estas alturas, es de carácter mundial. Si bien siempre he sido una admiradora férrea de su autora no podemos dejar de notar que la historia que se ha vendido de ella no deja de ser del todo incoherente.
J. K. Rowling fue presentada como una especie de Cenicienta moderna, que tenía en mente un libro de aventuras mágicas y que escribía en la misma cafetería pudiendo pagar solo una consumición diaria, que alargaba durante horas. Si bien no deja de ser una historia romántica y bien es cierto que la autora no andaba en la abundancia en los primeros momentos, estamos ante una licenciada en Literatura en Cambridge, una de las universidades mas prestigiosas, y caras, del Reino Unido. Este dato, no es señalado para despreciar su obra sino para dotar de coherencia a todo el mundo de Harry Potter.
Estamos ante una persona capaz de crear un mundo de mitología complejo y basado en la Antiguedad Clásica. Por ello el chicle puede estirarse hasta el infinito. Animales fantásticos y dónde encontrarlos no es más que un libro de mitología donde se describen algunos seres mitológicos con un regusto clásico y que hacen evocar la saga al lector más acérrimo y constante de la saga. Es un modo de vender más libros, de hacer nuevas pelis (dicen que de dudosa calidad, aún no ha caído en mis manos) y también de demostrarnos cómo este universo salta todos los patrones de lo que hemos considerado tradicionalmente "literatura juvenil".
Si bien no me ha gustado tanto como "Los cuentos de Beedle el bardo" y considero que solo esta escrito para hacer caja, me lo leí en un viaje de avión entre la ida y la vuelta, y me reí recordando ciertos momentos de la saga. La disposición del libro como si de un diccionario se tratara permite leerlo a trozos, a trompicones y con largos lapsus de tiempo, pues no hay un hilo conductor. Por ello es una gran lectura para los 5 minutos antes de coger el tren y sobre todo nos da mas material de este universo Potter que marcó nuestra infancia.
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