En esta tercera novela, la profesora de Filología inglesa de la Universidad de Murcia, ya consagrada como escritora de éxito nos presenta el mundo colonial y viñero de finales del XIX. En la Templanza asistimos al cruce de los coletazos del mundo colonial español, antes de las guerras de Independencia, cuando España estaba en clara decadencia y las colonias ya iban a su ritmo.
El protagonista de la obra es por primera vez un hombre, Mauro Larrea, antiguo minero de origen español venido a más que se ve en una bancarrota. Para solucionar sus problemas acaba en Cuba jugándoselo todo al doble o nada y consiguiendo en una partida de billar la propiedad de una finca y viñedos en España.
Es allí donde conocerá a Soledad Montalvo, heredera de apellido de las tierras, una mujer con una historia oscura y muchos conocimientos que le faltan a Mauro.
El. libro es una magistral descripción del choque de sociedades, por un lado, la viva sociedad colonial, basada en el lujo y el derroche, el juego a veces sucio y las nuevas fortunas. Por el otro la decadencia nobiliar del sur de España, basada en un modelo que ya no sirve pero cuyos usufructuarios no entenderán jamás.
El mundo del vino, pese a reconocerse la autora como una desconocida del mismo, está bastante bien reflejado. La descripción del sur de España, del espíritu clasista y de la educación femenina es la parte más interesante para los aficionados al tema, como una servidora. Casarse bien, ser casada, entrar a monja, defender el honor familiar y aguantar el tipo ante las desventuras son discursos que se repiten en todo el libro, y que ambientan muy bien el espíritu de una época.
En general podemos decir que es un libro de fácil lectura, con el que se pasa un rato ameno y quedan ganas de más cuando se termina. Sin duda María Dueñas se ha consolidado en un tipo de literatura ligera, con investigación histórica de por medio, que gusta al público porque ha sabido encontrar el equilibrio entre lo fácil y lo bien escrito.
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