Carmen Martín Gaite es una autora que llegué odiar en mi niñez. La cogí manía por dos motivos, uno por un aburridísimo prólogo en una reedición de las novelas de Celia (si, lo reconozco, aun me se la canción) y por un libro "Caperucita en Nueva York" que en su momento me pareció soporífero.
En el terrible año de Segundo de Bachillerato nos mandaron leer un ensayo de la misma autora "Usos amorosos en la postguerra española". Mi hermano odia este libro, se dormía leyéndolo, pero yo lo he leído y reelido mil veces a lo largo de mi vida. No sé hasta que punto, mi inspiración para los estudios de género vino de las maravillosas descripciones de los modos de cortejo en las asfixiantes capitales de provincias españolas.
Y siguiendo un poco el hilo de esta madeja, que se mi vida literaria, decidí conseguir alguno de estos libros de la llamada "Generación de postguerra" donde la inmovilidad, el drama de la pobreza y del estatismo de una sociedad inculta, se hacen el centro de la obra.
En "Entre visillos" se nos cuenta la historia de un otoño cualquiera en una pequeña capital de provincias. La historia empieza con la llegad de un nuevo profesor de alemán, que ve interrumpido su contrato por la muerte de su valedor. No obstante, pronto le ofrecen otro contrato en el mismo instituto.
La primera parte del libro nos cuenta el ambiente festivo de las ferias de septiembre. Los toros, la verbena y la vida que hacen las muchachas recién venidas de vacaciones. Acudir a los toros, hacerse ver en el casino y sobre todo, competir con las forasteras, que vienen a quitarles a sus hombres. Es el momento de mayor movilidad de año, cuando se forman parejas y se rompen otras.
Según va decayendo el verano y comienza el otoño, con el frío a sus espaldas comienza la vida inmóvil, entre visillos. Mujeres ennoviadas esperando ansiosas la llegada de una boda que depende de una oposición a notaría. Jovencísimas novias que no acaban sus estudios por las prisas del novio por casarse, y porque una mujer educada no vale para nada. Muchachas pobres sin opción a estudiar una carrera, mujeres en edad de vestir santos amargadas por su fracaso a la hora de cazar un hombre...puedo seguir hasta el infinito, pues es una obra muy coral.
El personaje no principal, pero si el mayor espectador de la obra es el joven profesor que, desde la atalaya de su carácter de nuevo y forastero, ve como las vidas de las mujeres son vapuleadas una y otra vez. Sin ser consciente de su valor para ellas, sin intervenir de manera demasiado activa, consigue trastocar sus vidas.
Si hay un sentimiento que prevalece en la novela es el agobio. La asfixia, la inmovilidad y la desesperación son la tónica de toda la historia. Son mujeres sin oportunidades, ancladas en una vida en la sombra, y sin recursos para salir. Realmente Carmen Martín Gaite nos presenta un drama disfrazado de faldas nuevas y paseos al sol, mantillas y libros de alemán. El drama que ha vivido la mujer española durante toda la posguerra, condenada a un papel tradicional en el que no todas podían ni debían encajar. Ante la ausencia evidente de varones tras una guerra, la presión por contraer matrimonio debería no haber sido tan acusada, pero lo fue. Contribuyó a crear una generación de solteronas amargadas por su sentimiento de fracaso.
Entre visillos nos muestra ese panorama en una sociedad cerrada, que por desarrollarse en un ambiente común donde todos se conocen es aún más cruel.
Muy muy recomendable, aunque a veces dejaba un gusto amargo en la boca. Pero la vida esta llena de sabores, no dejemos de lado una buena dosis de amargura de vez en cuando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario