A veces empiezas a escribir un blog y no sabes por qué. A veces no dices las cosas porque no sale el tema, porque crees que a nadie le interesa o porque se te pasa.
Hace casi un año empecé este blog, en medio de una clase de Máster que odié durante 4 mese. Al principio no sabía muy bien de qué iba a ir. Fue la válvula de escape en los horarios imposibles de trabajo y estudios, de llegar tarde y no poder hacer nada que no fuese académico, de la frustación por la ausencia de becas y el mundo científico en general y poco a poco fue cambiando.
En los últimos tiempos hay más críticas de libros, y experiencias de viajes, supongo que también ha aumentado mi positividad en estos meses. De vez en cuando dedico un post a algo que me ha pasado o que me ha emocionado pero últimamente es mucho menos.
Y el otro día, sin previo aviso me escribe mi hermano-¿Tienes un blog? Si,¡eres tú!. La primera persona que lo descubre, y dice que le gusta (aún contando con la buena dosis de amor de hermano me satisface mucho me lea). Por eso te dedico este post, gracias hermano.
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