domingo, 23 de marzo de 2014

Perder las llaves

Me reconozco una persona despistada, no un desastre pero sí despistada. Hace cosa como de un mes y medio me robaron el bolso en el centro. Quedé con un amigo para tomarnos unas cañas (para eso siempre hay tiempo) y al pagar ya no estaba.
 
Y con él se fueron las llaves.
 
Mis primeras llaves me duraron casi 8 años. No soy de las niñas a la que les dejaron llegar tarde a casa de adolescentes, ni de las que tuvieron libertad de salir y entrar, por lo que mis primeras llaves llegaron muy tarde.
 
En el primer juego llevaba casi 10 llaveros, colgantes pequeños de móvil, cocodrilos hechos con bolitas, un colgante largo para llevar las llaves en el cuello. Cuando salía con ellas en la mano jugueteaba con las cosas, me daba mucha pena quitar un llavero y llevaba un manojo de cosas y casi no entraba en el bolso.
 
La primera vez que perdí las llaves me disgusté muchísimo. Todas mis cosas, que llevaban años conmigo estaban allí. Pero tuve que hacerme una copia nueva. Que me ha durado un poco más de dos años.
 
Con el segundo juego ya no puse  tantas cosas, ya no muestras tanto de ti misma ni las llaves significan tanto. El llavero principal era un abrebotellas de Nueva York, recuerdo imperecedero que cómo la sureña ha llegado a nuestras vidas y como se ha impuesto tener un buen abrelatas a mano. Y poco más, aunque recuerdo ese juego de llaves precisamente por ello. Por la de veces que ha estado en las mesas de cualquier terraza de madrid para abrir los cubos de botellines.
 
Pero ese juego también se ha ido. En apenas unos días ya me he acostumbrado a las nuevas llaves. Llaves anodinas como la de todo el mundo. No las identifico con nada...quien sabe cuanto tardaré el perderlas...

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