Cuando somos pequeños lo recordamos todo, cuantos años tenemos, cuando es nuestro cumple, cuando nos van a llevar al cine...la vida es una serie de datos que almacenamos en la cabeza. Cuando pasan los años aún recuerdas de memoria los poemas de la infancia, las canciones y el nombre de todos y cada uno de tus compañeros de clase...pero no sucede lo mismo con lo que sucede ahora.
(Excursus, poema absurdo grabado en la mente desde tercero de Primaria)
Gallinita estaba presa en su corral, con la pata atada a un matorral.
Gallinita cose, cose un delantal, para su pollito que no sabe andar.
Gallinita llora, kikirika, se ha quedado ciega de tanto llorar.
Gallinita gira, gira sin cesar, ¡Pobre gallinita! Se va a marear.
(fin excursus)
A lo largo de los años cada vez me cuesta más quedarme con los nombres de las personas nuevas, con sus edades y con sus fechas de cumpleaños, mientras que recuerdo perfectamente que el cumple de Alba era el 2 de Enero Ahinoa era el 5 de Abril, el de Esther el 8 de Abril, el de Denia era el 12 de Mayo...y una serie de fechas de personas que no han significado nada en mi vida, ni siquiera han sido amigas mías de verdad y no me sirven para nada esos datos. Y ahora pienso con rabia que recuerdo con dificultad el cumpleaños de mi padre...y no hablemos de los de mis tíos, que con suerte acierto en el mes
Como primera medida ante la falta de memoria hace años que llevo agenda, es una prolongación de mi propia piel donde apunto todo, pero todo todo. Si hay comida familiar, si tengo depilación láser, si hay una conferencia. Apunto cosas con meses de antelación como Congreso Murcia, entrega artículo Alicante, y he llegado al patetismo de poner "aniversario novio" porque seguro que se me olvida.
Ahora estoy atravesando por una fase de especial despiste, en el que en la agenda no está todo y se me van quedando cosas por el camino. Y como persona caótica nada orgullosa de serlo me da una rabia terrible. Rabia por no estar pendiente, por no dar a vasto y sobre todo por olvidar. Por eso es el momento de reflexionar sobre la importancia de dedicar tiempo a las cosas, como si toda la vida dependiera de eso, exactamente igual que hacemos cuando somos niños.
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